Al fundar o constituir una empresa, hay que tener en cuenta un gran número de parámetros de ámbitos muy diversos. Lo primero y más importante es la elección de la forma jurídica. Esto depende del objeto de la empresa, del número de accionistas y del capital disponible o del tipo de obtención de capital.

También hay que tener en cuenta la duración de la empresa y las consecuencias jurídicas asociadas a la extinción o disolución. Pueden estructurarse de forma muy diferente para las sociedades personalistas y las sociedades anónimas. También deben tenerse en cuenta los distintos requisitos de la legislación fiscal, así como las circunstancias personales de los accionistas.

En última instancia, también influye si el objeto de la empresa está orientado a actividades empresariales exclusivamente nacionales o internacionales.

Como consecuencia, esta es una materia que recoge normativa de diversas ramas del derecho, por lo que es necesario un estudio intensivo de la normativa pertinente antes de redactar un acuerdo de asociación o contrato social. El derecho de sociedades es una de nuestras áreas de especialización de asesoramiento jurídico.